Una buena hidratación favorece el crecimiento y desarrollo de los niños.

Durante la primera etapa de vida, al menos los 6 primeros meses, los bebés no requieren ingesta de agua, ya que la lactancia materna contiene un 90% de agua y aporta los nutrientes minerales necesarios.

A medida que cumplen años, la ingesta de agua cambia según las necesidades de hidratación que el propio cuerpo exterioriza.

Asimismo, una correcta hidratación proporciona al cerebro mejoras en el desarrollo de habilidades académicas, en la coordinación física y la concentración en el aula.

Por último, el consumo de agua mineral natural que procede de yacimientos subterráneos, como en el caso de Agua Sierra Cazorla, proporciona un hábito en la salud de los niños que previene el sobrepeso.





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